26 de enero de 2009

EL OSCURECIMIENTO DE LA TIERRA


Escrito por Graciela Vera


La Tierra puede convertirse en un sitio más oscuro, mas sediento y más caliente, algo que seguramente no nos gustará.
El oscurecimiento global o global dimming, en inglés, traza un futuro incierto para el planeta.


La Tierra recibe menos luz, nosotros vivimos en un entorno más oscuro pero vivimos ignorantes de esa realidad a pesar de todos los signos (no siempre comprendidos) con el que el planeta trata de avisarnos que algo no marcha como debería.


No es un fenómeno nuevo ni ha tomado por sorpresa a la colectividad científica que lo viene analizando desde hace cinco décadas.


En el Congreso anual de la Unión Geofísica Americana realizado en Montreal ya se alertó sobre el riesgo que implica.


En ambientes científicos crece la preocupación por este fenómeno que sumado a la desertificación y el aumento de la temperatura hace que las personas que escapamos del ámbito científico nos encontremos ante cierta dificultad para comprenderlo en toda su potenciabilidad.


Cada escasos diez años la radiación solar que llega a nuestro planeta disminuye entre un 2 y un 3 por ciento y esto viene sucediendo desde la década de 1950.


En algunos lugares de Europa, Estados Unidos y Asia la merma de la luz solar ha sido mayor alcanzando en sitios como Hong Kong un 37 por ciento.


El término de oscurecimiento global no deja lugar a dudas en cuanto al alcance del fenómeno que entre sus efectos provoca alteraciones relacionadas con el ciclo del agua, alterna la fotosíntesis y provoca el calentamiento del planeta.


Lo concreto es que en este siglo recién estrenado llega a la Tierra un 15 por ciento menos de luz que a mediados del siglo pasado y la niebla que solemos ver y tanto suele molestarnos en viajes por carretera o mar es un 3 por ciento más espesa que hace cuarenta años.


Mientras esto sucede el Protocolo de Kioto (aprobado el 11 de diciembre de 1997) sigue aguardando que los países se propongan cumplir con el acuerdo.


El Protocolo de Kioto plantea disminuir los efectos del cambio climático mediante una acción internacional de reducción de las emisiones de determinados gases de efecto invernadero responsables del calentamiento del planeta.
Se muestran renuentes a su total acatamiento los países que en su momento lo firmaron mientras que ni siquiera lo han aceptado muchos de los que más contaminan, incluido en este grupo los Estados Unidos de América, el mayor generador de gases nocivos.


A MÁS CALOR MENOS EVAPORACIÓN¿¿ ¿?


Puede parecernos un contrasentido y no nos parecería extraño que fuera así. ¿Cómo no sorprendernos de que a más calor haya menos evaporación si siempre asociamos el primero con la segunda?


¿Porqué mientras la Tierra se recalienta la evaporación del agua disminuye?


Michael Roderick, investigador de la Universidad Nacional de Australia en Canberra realizó una serie de investigaciones.
Comprobó que a menor radiación solar en la superficie del agua responde una menor evaporación lo que se traduce en menos lluvias.


El fenómeno resulta en una cadena de inconveniencias.


El calentamiento global aumenta la humedad atmosférica.


La humedad de la atmósfera incrementa la medida de retención de agua en las nubes.


El aumento de agua hace que las nubes se hagan más densas sin que ello implique que vaya a llover más.


Al hacerse más densas las nubes impiden el paso de la luz solar.


Hay científicos que consideran que el aumento de micro partículas en el aire provocan la disminución de la radiación solar que llega a nuestro planeta puesto que los rayos del sol al chocar con ellas rebotan y regresan al espacio.


De por sí el panorama no resulta alentador, sin embargo y pese a que la Tierra sigue calentándose sus inquilinos seguimos jugando con nuevos entretenimientos que van desde el uso de aerosoles a la puesta en marcha de grandes chimeneas.


Almería, el sur del norte, 3 de junio 2005

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