Escrito por Graciela Vera
La mayor parte de la basura que se genera en nuestros hogares se compone de plásticos, botellas, frascos, envoltorios de alimentos, embalajes de aparatos y, hasta éstos mismos.
Buena parte de estos residuos inorgánicos van a parar al mar, y la basura que se acumula en éste no proviene, como podría suponerse, de desperdicios arrojados desde embarcaciones sino que en un porcentaje del 80 por ciento provienen de tierra firme.
En el mar pueden encontrarse casi todo tipo de residuos como plástico, goma, metal, madera, vidrio…, pero si uno nos preocupa especialmente es el primero por tratarse de un material que con el mejor de los pronósticos, permanecerá indestructible por décadas, llegando en muchos casos, ayudado por la protección que la propia agua le da de los rayos solares, a durar más de cuatrocientos años. Todas las grandes superficies líquidas han sido utilizadas como basureros.
Comenzamos por los ríos y cuando éstos ya no pudieron absorber más inmundicias, seguimos por los mares, lagos, océanos y la realidad actual es que el maravilloso azul del Mediterráneo – un mar de aguas tan traslucidas que toma para sí el reflejo del color del cielo- puede llegar a cambiar radicalmente y sus cristalinas aguas están en peligro de empañarse porque en su fondo ya se acumulan más de tres mil unidades de basura por cada kilómetro cuadrado.
Y no nos engañemos, lo que se agolpa en los fondos es lo que no se desintegrará por lapsos de tiempo más allá de pronósticos.
No sólo el mar Mediterráneo se ha convertido en un enorme basurero, los mares Caribe, Celta (Irlanda), del Norte, de los Sargazos; los golfos de Vizcaya y León y las costas americanas, españolas, italianas, francesas e indonesias, están entre los lugares que acumulan mayores cantidades de basura.
No hace tanto tiempo que los grandes cementerios de neumáticos en el fondo del mar fueron motivo de polémicas y buenas intenciones durante, …digamos que por el tiempo que duró la atención en una información sobre la que se pasó página como si con ello fuera suficiente para deshacer el entuerto. Por entonces se habló de catástrofe y destrucción del lecho marino y hubieron promesas y proyectos de recuperación.
Visto a la distancia no podemos más que reírnos de nuestra inocencia. ¿Realmente pudo alguien creer que a esta altura se puede salvar el mar extrayendo alguna cosita de por aquí y alguna otra de por allá? La enfermedad es muy grave y el remedio que se aplique debe ser un tratamiento de shock.
Los fondos marinos son ya enormes vertederos a los que se agregan cada año seis millones y medio de toneladas de desperdicios que no siempre caen a éstos y quedan flotando sobre o a media agua.
La naturaleza es sabia, aún para pedirnos clemencia; si quedaran sumergidos muchos de nosotros seguiríamos desconociendo el alcance de lo que hemos, por indolencia, sido capaces de hacer.
Pero los hombres somos tontos y cuando las costas se cubren de la vuelta que hacen los mares, en lugar de retirarlos prontamente los dejamos para que reinicien un viaje casi sin fin y, cansados de pedir que les hagamos caso, dejen de llegar y nosotros podamos, idiotamente pensar que han desaparecido.
Nos asustamos de las playas sucias y no pensamos que eso es apenas una muy ínfima parte de lo que han recibido las aguas.
En el pasado los residuos que iban a parar al mar terminaban degradándose o servían de alimento a sus habitantes.
Pero los nuevos deshechos no son degradables ni resultan inocuos, por el contrario muchos liberan sustancias tóxicas, además los plásticos pueden actuar como verdaderas esponjas químicas que concentran los contaminantes que se han vertido a las aguas y todo ello, poco a poco va pasando a la cadena alimenticia.
¿CONTINENTES DE BASURA?
Hoy día la cantidad es tal, que en algunos lugares ha formado una red en la que se sostienen desperdicios más pesados. Posiblemente comenzó pareciéndose a una balsa, pero actualmente su tamaño supera todo lo previsible.
Concretamente hay dos grandes manchas de desperdicios flotantes en el Océano Pacífico. Una de ellas, del tamaño de Alemania, se encuentra cerca de Japón.
La otra
Las dos manchas de basura que tienen unos diez metros de profundidad se encuentran a ambos costados de Hawai, entre la isla y la costa americana y entre la isla y Japón.
Es un conglomerado de basura que crece a un ritmo vertiginoso, y que según investigaciones de la Algalita Marine Research Fundation* ha alcanzado ya un peso superior a los 3,5 millones de toneladas y concentra más de 3,3 millones de desechos por kilómetro cuadrado de los que el 80 por ciento son plásticos.
Se trata de otra de las obras con las que la humanidad acelera, cada día un poco más, la destrucción del planeta.
Desde Almería, en el sur del norte, a 19 de febrero del 2008
Algalita Marine Research Fundation, organización estadounidense dedicada a la protección , investigación, educación y restauración del medio marino. Fundada por Richard Moore después de descubrir éste, el nuevo e indeseado ‘continente flotante’, manifestó que "si algo está claro es que estamos ahogando el mar en plásticos. Aunque se aumenten los gastos en limpieza de playas y fondos marinos, la basura vuelve con insistencia. Por ello, es preciso abordar el problema desde su origen y afrontar un cambio cultural que nos haga asumir que el mar no es un vertedero".
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