11 de agosto de 2009

COMO ACABAR CON LOS INCENDIOS FORESTALES


FUENTE: DIARIO OFICIAL DE ALBERTO VÁZQUEZ-FIGUEROA

En mayo del 2005 le indiqué al entonces Ministro de Industria, señor Montilla la conveniencia de aprovechar el mar con el fin de Reciclar energía, por lo que ordenó que se realizara el estudio “Aprovechamiento hidroeléctrico con agua de mar por el sistema de acumulación por bombeo”. (22/02/06)
En el se determina que cualquier Central de Bombeo Reversible de Agua de Mar rinde unos beneficios del 9 % anual, y se amortiza en catorce años.

Pese a estar diseñada para utilizar agua de mar, su funcionamiento es idéntico al de las Centrales Reversibles de ríos y pantanos ya que bombea agua a lo alto de una montaña en “Horas Valle” con el fin de dejarla caer y turbinarla en “Horas Punta”.

Lo que en esencia hace es “Reciclar” energía con la ventaja de que el mar es inagotable, el depósito inferior gratuito y no se mantiene “cautiva” un agua potable cada vez más escasa.

Nuestro país se encuentra prácticamente rodeado de mar y de montañas por lo que se han localizado unas ochenta cimas en las que podrían instalarse Centrales de Bombeo de Agua de Mar.
Dados los eficientes sistemas de control y las modernas instalaciones de “Red Eléctrica Nacional” se encuentra en condiciones de “desviar” de forma inmediata los excedentes de potencia disponibles hacia la Central de Bombeo de Agua de Mar más cercana.

De ese modo tendría inmediato conocimiento de cuanto potencial de energía hidráulica dispone para compensar las “Horas Punta” y evitaría tener que estar produciendo un 10% de potencia excedente destinado a evitar un colapso motivado por el inesperado aumento de consumo.

A ese respecto, el Director en Canarias de Red Eléctrica Española don Santiago Marín ha señalado:

Tres son las áreas de beneficio que el sistema aporta a la mejora de la eficiencia:

1.-Capacidad de almacenamiento de energías fluyentes, (eólica y fotovoltaica).
2.-Aplanamiento de la curva de demanda eléctrica.
3.-Provisión de servicios esenciales para la calidad del suministro puesto que proporciona una inmejorable capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia.

La verdadera “Alternativa” de la energía eólica se centra en que necesita que se instale una “fuente de energía alternativa” que funcione a todas horas para cuando no sopla viento.

Las Centrales de Bombeo de Agua de Mar aprovecharían de un modo más lógico una caprichosa energía eólica que “Nunca llega cuando hace falta pero siempre aparece cuando no se necesita”.

El 21 de Mayo del 2005, en unos momentos en que nuestro país se encontraba al borde del colapso energético, de los 9.000 MW eólicos instalados, tan solo funcionó el 5% cuando ese mismo año la generación por viento supuso un sobre coste para los ciudadanos de 740 millones de euros que tan solo favoreció a unos pocos empresarios.

El 27 de Junio del 2005 un tornado derribó dos torres de alta tensión por lo que los sistemas de seguridad de tres parques eólicos los desconectaron de “La Red” que se encontró de improviso con una caída de potencia de 1.300 MW que a punto estuvo de dejar a oscuras a toda la nación lo que hubiese constituido una catástrofe sin precedentes.

Continuar permitiendo que los parques eólicos constituyan semejante peligro significa una insensatez, por lo que resulta esencial- y urgente- transformar toda su energía altamente inestable en potencial de energía hidráulica controlada.

Cada metro cúbico de agua de mar depositado en lo alto de una montaña de seiscientos metros de altura significan casi dos kilovatios de energía recuperables en menos de un minuto, con lo que las montañas se convertirían en “bancos” en los que guardar los ahorros energéticos.

En caso necesario se mismo metro cúbico puede transformarse en medio metro cúbico de agua desalada por presión natural a un coste mínimo.
La ecuación es simple: sobra energía nocturna y agua de mar; falta energía diurna y agua dulce; siempre que exista una montaña cerca un problema resuelve el otro.



INCENDIOS FORESTALES:

Los incendios forestales contribuyen al calentamiento y la desertificación del planeta, provocan cientos de muertes, conducen a familias a la desesperación y la ruina y nos afectan cíclicamente, pero a lo largo de milenios no se ha sabido encontrar solución válida alguna porque siempre existirá un loco, un pirómano o un desalmado que convierta en inútil cualquier tipo de prevención.

No obstante merced a las nuevas tecnologías esa solución existe para un gran porcentaje de tales catástrofes porque si algo nos ha enseñado la experiencia es que el único enemigo capaz de vencer definitivamente al fuego es el agua. ¡Mucha agua!

Una vez comprobado que reciclar energía, resulta rentable nos encontramos con que una serie de grandes depósitos situados en alturas permitirían apagar de cualquier incendio forestal que se produjera en un área de unos treinta kilómetros a la redonda por medio de una red de tuberías que permitirían que el agua fluyera por su propia presión.

El coste de dichas tuberías se ha calculado un 8% de la inversión total y podría amortizarse con los beneficios de la compra-venta de energía aunque en buena lógica debería ser una parte del gasto a cargo de los organismos locales beneficiados.

Al final de las tuberías van colocadas unas “Torretas Telescópicas” que en el momento oportuno se elevan por la propia presión de agua hasta unos diez metros por encima de los árboles incendiados, enviando sobre ellos una lluvia instantánea que apaga el fuego. Si en esos momentos se continua bombeando para rellenar el deposito se acaba por “echarle el océano encima a las llamas hasta acabar con ellas”.

No importa que un incendio se apague con agua de mar; de hecho se esta empleando con aviones y helicópteros ya que los acuíferos padecen mas por culpa de las cenizas y residuos de un terreno calcinado que por una pequeña cantidad de agua salada.

Que en pleno siglo XXI se continúen apagando los bosques con escobas y mangueras de jardín con un saldo de incontables perdidas económicas y lo que es peor, de vidas humanas, resulta de todo punto incongruente.
Con lo que se gasta cada año en aviones y helicópteros se podrían evitar los incendios forestales al menos en un sesenta por ciento del territorio nacional.

Se ha comprobado estadísticamente que casi un tercio de ellos han sido provocados por rayos directos o “rayos latentes”, que son aquellos que mantienen su enorme energía a ras de tierra y que en un momento dado, siempre antes de cuarenta y ocho horas, pueden provocar que la maleza se incendie.
Si como parece ser eso es así, ¿cómo se entiende que hasta ahora nadie se haya preocupado de proteger los bosques con una tupida red de pararrayos integrados en el paisaje mientras se permiten antiestéticos generadores eólicos de cuarenta metros de altura?
Las torretas telescópicas cumplirán una doble función de cortafuegos y pararrayos que desvíen la energía a una profundidad en la que ya no pueda causar daño.

En el momento en que unos satélites artificiales que ya existen y que detectan de inmediato cualquier señal de fuego advierte del peligro, “El Centro de Control” envía una orden a las torres más próximas a semejanza de los sistemas contra incendios que se exigen en la actualidad a todos los grandes edificios.

Si nos las hemos ingeniado a la hora de proteger contra el fuego nuestras casas, ¿por qué no ponemos el mismo empeño en proteger a la naturaleza, que nuestra verdadera y única casa?

Alberto Vázquez Figueroa






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